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¿Por qué aprender Mindfulness en la infancia y adolescencia?
Se ha comprobado que el entrenamiento en atención plena o mindfulness, tiene grandes beneficios en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes:
Facilita la regulación de las emociones, la agresión y el estrés.
Aumenta la empatía y la amabilidad mejorando las relaciones sociales.
Favorece la toma de decisiones desde la reflexión, disminuyendo las conductas impulsivas.
Facilita la gestión de las preocupaciones y miedos.
Mejora la capacidad de concentración, influyendo positivamente en el rendimiento académico.
Favorece la calma y el descanso, facilitando el sueño y el autocuidado.
Fomenta el respeto por uno mismo y por los demás.
Método Eline Snel©
Munay cuenta con la única instructora certificada por el Método Eline Snel en Vitoria-Gasteiz.
El método de Eline Snel se corresponde con el programa para adultos de reducción de estrés basado en mindfulness (MBSR) creado por Jon Kabat-Zinn. Eline adaptó este programa a niños, niñas y adolescentes, adecuándolo a su nivel madurativo.
En la actualidad, miles de escolares de Holanda, España, Francia, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Argentina, Chile, Colombia y Hong Kong han sido entrenados en este método con notables resultados.
Eline es la autora de los best-sellers de mindfulness para niños y adolescentes “Tranquilos y Atentos como una Rana”, “Respirad” entre otros, traducidos a más de 30 idiomas.
¿En qué consisten los talleres?
Cada etapa del desarrollo tiene unas características diferentes, por lo que existen cuatro programas distintos adaptados a cada grupo de edad:
De 4 a 7 años. (8 sesiones)
De 8 a 11 años. (8 sesiones)
De 12 a 13 años. (10 sesiones)
De 14 a 19 años. (10 sesiones)
Cada sesión tiene una duración aproximada de una hora, con una frecuencia semanal.
Los grupos son reducidos favoreciendo así un clima de intimidad y confianza en el que los participantes se sienten cómodos y seguros para expresarse libremente, sintiéndose arropados y acogidos por los demás compañeros.
Durante el programa los niños, niñas y adolescentes entrenan la capacidad de prestar atención, el reconocimiento de las diferentes emociones y el desarrollo de una actitud amable y abierta hacia sí mismos, así como maneras más eficaces de relacionarse. Con la práctica, la atención, concentración, regulación emocional y conductas pro-sociales se favorecen, lo que repercute de forma positiva en su bienestar, rendimiento académico y relaciones personales.